Otra posibilidad de visitar Venecia es hacerlo en barca. A decir verdad, esta debería ser la única manera de visitar la ciudad, ya que Venecia no solo es una ciudad de mar, sino que es, por antonomasia, la ciudad de los canales. Por ello, quien desee descubrir su verdadera identidad, debería hacerlo navegando.
Y, para ello, nada mejor que recurrir a la embarcación esbelta y elegante, típica de la laguna veneciana: la góndola. Como es bien sabido, se trata de una embarcación única y fascinante, que refleja en todo y por todo la ciudad en la que nació. Sus componentes todavía llevan nombres tan especiales que suenan fabulosos y misteriosos, incluso a los oídos de los venecianos. El lugar donde se construyen, por ejemplo, conserva un nombre con un encanto arcano: squèro.
Aunque el origen de esta palabra es bastante incierto, una cosa es segura; en una Venecia que se alza sobre un laberinto de islas y canales, el arte de construir embarcaciones era vital y los squèri se multiplicaron por toda la ciudad en muy poco tiempo. Paralelamente al arte de construir góndolas, se desarrolló, como es lógico, el oficio de gondolero. El gondolero se ha convertido en un auténtico estereotipo y ha pasado a formar parte del imaginario colectivo de Venecia gracias a la elegancia con la que maniobra el único remo de la embarcación y a la destreza con la que navega por los canales.
Se trata de hombres con un carácter fuerte, que ensalzan la vida feliz basada en el buen vino, la buena mesa y unas buenas risas.
Resumiendo, este paseo en góndola por la laguna le permitirá disfrutar de una experiencia única descubriendo desde el agua todo el esplendor del Gran Canal y de otros canales de Venecia.